Comunidad indígena sufre violencia por defender sus recursos naturales.
Cuernavaca, Mor., 22 de marzo.La defensa de las faldas de los cerros de los alrededores de la comunidad indígena de San Andrés de la Cal, municipio de Tepoztlán, ha provocado de parte de compradores y vendedores, en colusión con autoridades comunales y autoridades de los tres niveles de gobierno, violencia extrema en esta comunidad, como quema de vehículos, bombas molotov contra negocios y casas, y hasta amenazas de muerte en contra las personas que defienden sus recursos naturales que heredaron de sus ancestros y tratan de preservar para las próximas generaciones.
San Andrés de la Cal, ubicada a 31 kilómetros de Cuernavaca, es una pequeña comunidad, de mil 500 habitantes que en su mayoría se dedican a la siembra del maíz y otras semillas, frutos y flores.
Todo comenzó en el 2020, narraron habitantes de esta localidad cuando compradores y algunos vendedores pusieron los ojos en esta localidad, sin importarles que San Andrés de la Cal, igual que la mayoría del municipio de Tepoztlán, está situada en el corredor biológico Chichinautzin, y también están una parte dentro del Parque Nacional El Tepozteco, Áreas naturales Protegidas desde 1988 el primero y el segundo en 1937, para cuidado del medio ambiente, la flora, y la fauna en beneficio de los mantos acuíferos que surten de agua al estado de Morelos.
Precisamente, por eso sus abuelos y bisabuelo de esta comunidad, se adelantaron a sus tiempos, y por usos y costumbres acordaron poner en resguardo una franja de 6 millones 480 mil metros cuadrados, que constan un total de 72 parajes de 90 mil metros cada uno en los años 60s, que prácticamente están en las faldas de los cerros que rodean la comunidad, para evitar la venta y compra de terreno al mejor postor como está pasando ahora.
“Para evitar invasiones o construcciones, se organizaron como comunidad, y pusieron a resguardo las faldas de los cerros que delimitan esta comunidad, pero con la especificación de que eran de resguardo y conservación, es decir, que no se podían vender; a lo mejor sembrar; pero no venta, menos para hacer construcciones”, dijo un lugareño de esta comunidad.
Uno de los 72 parajes, un integrante de una de estas familias originarias, en tercera generación, ya vendió con la complicidad de las autoridades comunales y de los tres niveles de gobierno hasta tres veces ese mismo paraje; dos vendedores accedieron a retirarse cuando la comunidad le explicó el fin de esas faldas de sus cerros; pero el tercer comprador (que comenzó la operación en diciembre del 2020) que se ostenta como médico oftalmólogo de Cuautla de nombre Horacio Zavaleta Pineda “con mucho dinero e influencias”, se niega a abandonar la comunidad.
Desde diciembre de 2020 que llegó, y supuestamente “compro”, se negado a irse pese que la comunidad ya lo hizo firmar papeles de desistimiento, y pese que ya fue sacado a la fuerza en junio del 2022.
Después de las amenazas que ha proferido este supuesto comprador contra esta comunidad se han presentado hechos violentos, que los vecinos atribuyen a este hombre, que se ostenta “con mucho dinero e influencias”, y que, cuenta supuestamente con el apoyo del ayuntamiento que encabeza David Demesa (MC) y el gobierno del estado.
“Te amenazan, te amedrentan, te dicen: “quieres amanecer en una bolsa negra de basura, muerto; no te hagas pendejo; no sabes nada; ¿te quieres morir? No sabes a qué le estás jugando ¡te va cargar la chingada!”, denunciaron campesinos de esta comunidad.
Pero aparte de la denuncias, desde que expulsaron al supuesto médico comprador y que éste los amenazara a todos;, dos meses después el 10 de septiembre de 2022 quemaron en esta localidad dos automóviles, luego vinieron posteriormente dos ataques con bombas molotov a un negocios y una casa particular de gente que defiende su territorio.
En febrero pasado fue el último ataque contra esta comunidad, se trató de una bomba molotov que la explotaron cerca de una reunión de habitantes de esta comunidad.
Los hombres que van a colocar estas bombas para incendiar carros o fachadas de casas o negocios, mencionaron, van en dos motocicletas con cascos, y después de lanzarlas y explotarlas, principalmente de madrugada, huyen de la comunidad. Ya han denunciado esto ante la FGE pero tampoco esta instancia ha investigado estos ataques contra la comunidad.
Ante esta situación de terror en que viven los habitantes de San Andrés de la Cal, algunos de éstos amenazados de muerte, pidieron ayuda, porque temen ser asesinados “por defender” las faldas de sus cerros.